Este apartamento, situado en una ubicación costera excepcional, fue completamente rehabilitado para transformarse en una vivienda de alquiler vacacional con encanto. Sus propietarios, que lo habitaron durante muchos años, decidieron darle una nueva vida ahora que sus hijos se han independizado. El objetivo era claro: aprovechar su privilegiada localización frente al mar y convertirlo en un espacio acogedor, funcional y visualmente conectado con el entorno.
En mi primera visita, la luz natural, la brisa salina y los tonos cambiantes del océano fueron una fuente inmediata de inspiración. Su cercanía a la playa y al paisaje atlántico pedía un interior que respirase naturaleza y serenidad. Por eso, opté por una paleta cromática dominada por verdes orgánicos y matices marinos, integrando los colores del mar para que fluyeran hacia el interior como una prolongación del exterior.
El resultado es una vivienda que evoca la sensación de navegar en la cubierta de un velero: un espacio abierto, fresco y dinámico, donde el diseño interior dialoga con las vistas al océano y a las montañas gallegas. Cada rincón está pensado para ofrecer una experiencia sensorial distinta, en sintonía con el ritmo natural del paisaje que la rodea.